Reflexión pos Lituania

¿Por qué? ¿Qué ha fallado?, o mejor dicho ¿quién ha fallado?... son tres preguntas que no me paro de hacer para intentar encontrar una respuesta al partido de ayer de España. Volvemos de nuevo a análisis que no sirven de nada, a buscar respuestas para encontrar una explicación a tal debacle y sobre todo a la manera, las formas.

Por mucho margen de error que se pueda tener, no es normal que la selección perdiese una renta de +18 puntos y que en el último cuarto sólo anotasen 9 puntos. No se llegó ni a un punto por minuto.

Pero no sólo eso, como es posible que la media de los jugadores de banquillo no, mejor dicho, de los que no salen en el quinteto titular no sea superior a 12 minutos. Como es posible que el recambio de Pau Gasol –no por calidad sino por posición—no anotase ni un solo punto. Cómo es posible que el mayor reboteador que ha dispuesto la selección en los últimos 10 años, Felipe Reyes, sumase un rebote. Cómo es posible que Claver, no dispute ni un solo minuto cuando debería ser un fijo en la rotación… . Y así podría estar un buen rato.

España no puede seguir con está dinámica, ni con esta pájara que ya pasa de castaño oscuro. Se entiende que se tenga un día desafortunado como el de Francia. Pero lo que no cabe en la cabeza de cualquier aficionado es que la selección desaproveche una renta de +18 , cuando lo que tendría que haber hecho es seguir sumando y sumando hasta el final. ¡ Qué estamos en un Mundial no en un amistoso!.

En fin, lo que está claro es que la Scariolo no ha conseguido que sus jugadores derramen el tarro de las esencias. El perfume del equipo que rozaba la perfección en cada partido. El aroma de poderío que dejaban allá por donde pasaban. El bote de 25ml en el que todos aportaban su gotita para que esto funcionase. El paquete de 12 jugadores, un empaque en el que todos eran importantes y se sentían como tal. En el que nadie era sumamente titular ni suplente. En definitiva un equipo en el que mismo entrenador no mostraba incredulidad cuando las cosas iban mal y era capaz de sacar lo mejor de cada uno.


Pero ahora no hay tiempo para romanticismo. España vuelve de nuevo a la competición y sí, es el Líbano pero tiene que ganar sino queremos ver una vuelta repentina e inesperada.